El curso de las aguas

                                                      Cachalote en el Manzanares


El curso de las aguas

Maravilloso el Danubio Azul. Gran río europeo de aguas azules, transparentes... ¿si o no?... Según los estudios más recientes, todos los ríos, mares, aguas que caen del cielo, están contaminadas.

Y es otra de las causas del desmedido abandono del hombre que no supo o no le importó, destruir todo aquello que le fue entregado por su benefactora Madre Tierra.

Ingentes cantidades de suciedad, plásticos, artefactos industriales, cuyo final no es ni más ni menos, que el cauce de los ríos y éstos ya sabemos que desembocan en el mar. Pero no se miraba... ¡Ah no pasa nada! y así años, décadas, milenios... Ahora nos tiramos de "los pelos", ¡qué ignorancia tan supina!.

Las aguas contaminadas, peces ahogados, cetáceos que van a morir a las playas. Micro esferas de plástico que el maravilloso delfín confunde con alimento, con comida, van a parar a sus estómagos, donde forman pastas que sus organismos no pueden digerir, obstruyendo totalmente sus cuerpecitos que arrastrados por las olas, quedan abandonados en las sucias arenas de las negras costas... chillan, pero no los podemos oír.

Los plásticos en contacto con el agua salada de los océanos, forman placas que se van fragmentando y como todos sabemos, se convierte en alimento equivocado que degluten peces, tortugas... en definitiva, habitantes de los mares. También los ríos presentan falsos alimentos que son digeridos por los peces y éstos por el hombre. En la cadena alimentaria, hacen el recorrido lógico: parte del hombre y termina en el hombre, como los juegos de fichas, por lo que parece ser, que también el ser humano, es portador de pequeñas porciones de plásticos en su organismo... y como todos sabemos, éste es el principio del fin.

Por muchas ballenas de mentira que aparezcan en el Manzanares, con la aquiescencia del Ayuntamiento, para concienciar sobre el cambio climático, lo que ya se ha iniciado... difícilmente parará. Cada vez más barbaridades que terminarán con este abigarrado hormiguero de termitas humanas que al igual que nuestro satélite "Esperanza", último nombre dado por los japoneses, a la estación espacial, que pronto regresará a la Tierra y que se encuentra a 400 Km de altura, sobre nuestros cerebros con sus circunvoluciones llenos de grasas y pus.

Nuestra civilización terminará, a la que sucederá otra forma de vida, que si no cae en los mismos pecados que nosotros... llevará el mismo fin.

Lo que desconocemos es cuándo puede suceder... eso es muy difícil de predecir, será cuando esté escrito en las estrellas y no sabemos si nuestra destrucción arrastrará a otros mundos situados en nuestro sistema solar. Que sea cuando debe ser, pero que no nos toque a nosotros vivir ese martirio o mejor aún, que el género humano sea capaz de parar este desastre, con lo que se evitará un martirio que a nadie va a ser de utilidad.

Conchita Díez Díaz