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miércoles, 8 de julio de 2009

El Dios de Juan Ramón Jiménez


Este poema revela el encuentro del poeta de Moguer, al final de su vida, con el Dios que aprendió y tal vez no pudo comprender de niño. Lo escribió en siete pequeñas hojas de papel, en las que se transparenta su idea mística. Pensó el poema como colofón de su libro "Dios deseado y deseante" y el original ha estado perdido desde hasta hace apenas dos semanas. Joaquín Llansó y Rocío Bejarano lo acaban de hallar en Puerto Rico. ABC.es lo desvela para sus lectores...

Partimos de Dios
en busca de Dios,
sin saber qué buscamos.
El dios con minúscula,
el dios bajo cielo,
el cielo que es mar,
sobre aire que es cielo,
¡entre aire y marcielo,
y que es pleamar, y que es pleacielo!
El dios deseante,
el dios deseado,
-¡el dios deseado y deseante!-
me trae este Dios,
un dios Dios tan DIOS,
¡un dios: DIOS DIOS DIOS!
… que al cabo de todos los cabos,
que al borde de todos los bordes
un día encontramos.
Cada vez más suelto, y más desasido;
cada vez más libre, más ¡y más! ¡y más!
a una libertad de puertas de Dios.
Estoy pasando la cuerda,
cuerda que Tú me has tendido,
Dios mío, mi dios, ¡Dios mío!
¡Dios mío, no soples, Dios!
Siento la inminencia del dios Dios,
del Dios con mayúscula,
-el que nos enseñaron cuando niños
y no aprendimos-.
¡Dios se me cierne en apretura de aire!
¡Se me está viniendo Dios
en inminencia de alma!
¡Se me está acercando Dios
en inminencia de amor!
¡Se me está llegando Dios
en inminencia de Dios!
poema íntegro Carta de Juan Ramón Jiménez
a Juan Guerrero Cruz

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