Tarde que temprano perdemos la guerra contra el tiempo... Nuestra juventud se nos escapa del cuerpo y la gravedad fuerte y descarada se toma todo aquello que cuidadosamente nos hemos esforzado por mantener en su lugar..
Un día nos damos cuenta que no hay tacón cómodo,que no vemos sin gafas y las raíces de nuestras
canas crecen sin piedad.
Que nuestra cintura se va emparejando y
nuestras rodillas se van redondeando.
Un día, nos cansamos de imitar en el espejo,
a aquella joven que fuimos,
y que bello que ha sido,
haberlo vivido y sentido.
Haber dado tanto amor, como haberlo recibido.
Adquirir la experiencia y aprender de paciencia.
Qué importa que vamos pa' viejas,
que las hay más jóvenes y más bellas.
Qué importa si tenemos la vida y cada experiencia
nos pinta de sabiduría.
Que honor haber sido y continuar siendo madres,
esposas, novias, hermanas, abuelas y amigas.
Que aún nos queda mucho amor por vivir
y llega sin exigir ni pedir.
Que maravillosa es esta etapa de ser como somos,
de amarnos tal cual.
Que lindo es seguir adelante con
todo lo vivido y aprendido.
Menchu Regueiro Iglesias
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