-El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y trata de comprenderme.
-Cuando derrame comida sobre mi ropa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.
-Si cuando hablamos repito y vuelvo a repetir las mismas palabras, que de sobras sabes como terminan, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.
-Cuando me cueste vestirme y torpemente intente abrocharme los botones, o subir una cremallera, no me mires incrédula. Intenta recordar las veces cuando de niño te ayudé y estuve esperando a que terminaras lo que estabas haciendo sin impacientarme.
- No me reproches porque no quiera bañarme; ni me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que me inventaba, para hacerte mas agradable tu aseo.
-Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que tengas la paciencia necesaria para no lastimarme. Acuérdate que yo fui quien te enseñó tantas cosas. Caminar, comer, vestirte y tu educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mí esfuerzo y perseverancia por ti.
-Cuando en algún tiempo mientras conversamos me llegue a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te burles de mí; tal vez no era importante lo que hablaba y me conformo con que me escuches en ese momento.
-Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Se cuanto puedo y cuanto no debo. También entiende que con el tiempo ya no tengo dientes para morder, ni gusto para paladear.
- Cuando fallen mis piernas por estar cansadas y débiles, dame tu mano para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus pequeños piecesitos.
-Por ultimo, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades.
Algún día entenderás esto, y nada tienen que ver tu cariño o cuanto te amo. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo y que tampoco deseo ser una carga.
Siempre quise lo mejor para ti y he procurado allanar los caminos que has tenido que recorrer. Con este paso definitivo de mi edad me adelanto y estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, permaneciendo junto a ti mientras pueda conocerte.
-Cuando derrame comida sobre mi ropa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.
-Si cuando hablamos repito y vuelvo a repetir las mismas palabras, que de sobras sabes como terminan, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.
-Cuando me cueste vestirme y torpemente intente abrocharme los botones, o subir una cremallera, no me mires incrédula. Intenta recordar las veces cuando de niño te ayudé y estuve esperando a que terminaras lo que estabas haciendo sin impacientarme.
- No me reproches porque no quiera bañarme; ni me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que me inventaba, para hacerte mas agradable tu aseo.
-Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que tengas la paciencia necesaria para no lastimarme. Acuérdate que yo fui quien te enseñó tantas cosas. Caminar, comer, vestirte y tu educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mí esfuerzo y perseverancia por ti.
-Cuando en algún tiempo mientras conversamos me llegue a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te burles de mí; tal vez no era importante lo que hablaba y me conformo con que me escuches en ese momento.
-Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Se cuanto puedo y cuanto no debo. También entiende que con el tiempo ya no tengo dientes para morder, ni gusto para paladear.
- Cuando fallen mis piernas por estar cansadas y débiles, dame tu mano para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus pequeños piecesitos.
-Por ultimo, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades.
Algún día entenderás esto, y nada tienen que ver tu cariño o cuanto te amo. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo y que tampoco deseo ser una carga.
Siempre quise lo mejor para ti y he procurado allanar los caminos que has tenido que recorrer. Con este paso definitivo de mi edad me adelanto y estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, permaneciendo junto a ti mientras pueda conocerte.
Dame ternura y acompáñame como yo hice contigo cuando comenzastea vivir, así de la misma manera te ruego me ayudes a terminar mi paso por la vida.
No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Es ley de vida también te tocará.
No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Es ley de vida también te tocará.
Dame mucho cariño, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que te tengo.
Si yo te olvido, por favor no te olvides de mí...
(ANONIMO)
Si yo te olvido, por favor no te olvides de mí...
(ANONIMO)
Cuanta verdad! Cuántos viejecitos quisieran gritarnos todo esto a la cara, pero quiza por verguenza o por el orgullo que les queda, no lo hagan. Seamos pacientes, amables, compasivos y cariñosos con ellos, ya que se lo han ganado con el paso de los años.
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