He tenido una tarde serena, relajada, pero mi corazón estaba nostálgico, perplejo, y un poco apenado. Sentimientos diversos y contradictorios se mezclaban en mi interior.
Me había invitado una amiga a ir con ella a la casa de su madre (amiga mía y conocida de hace 38 años) recién fallecida hace dos meses. Ella ya no estaba, estában sus cosas tan queridas y cuidadas con sigilo durante años. Toda clase de objetos se arremolinaban en las estanterías, ya un poco polvorientas. Fotos, libros leídos y releídos, discos de vinilo, vídeos, cassettes, agendas.... Cuantas veces los habría mirado y tomado entre sus manos.
Era como profanar un santuario, entrar en la vida de su dueño pero sin su consentimiento. Me dolió su ausencia. Las palabras no dichas a tiempo, el cariño no manifestado. Ello me obligó a hacerme una serie de preguntas sobre la muerte. Sobre la desaparición de los seres queridos, y la mía propia.
Y sobre las cosas me reafirmo una vez más. ¡ Que poco valen los objetos que con tanto esmero guardamos! Tantos por si acaso. Y solo valen en realidad el valor que les queremos dar. Cuando ya no estás pierden su razón de ser, y solo son mudos testigos de la personalidad de quién los atesoró.
Me había invitado una amiga a ir con ella a la casa de su madre (amiga mía y conocida de hace 38 años) recién fallecida hace dos meses. Ella ya no estaba, estában sus cosas tan queridas y cuidadas con sigilo durante años. Toda clase de objetos se arremolinaban en las estanterías, ya un poco polvorientas. Fotos, libros leídos y releídos, discos de vinilo, vídeos, cassettes, agendas.... Cuantas veces los habría mirado y tomado entre sus manos.
Era como profanar un santuario, entrar en la vida de su dueño pero sin su consentimiento. Me dolió su ausencia. Las palabras no dichas a tiempo, el cariño no manifestado. Ello me obligó a hacerme una serie de preguntas sobre la muerte. Sobre la desaparición de los seres queridos, y la mía propia.
Y sobre las cosas me reafirmo una vez más. ¡ Que poco valen los objetos que con tanto esmero guardamos! Tantos por si acaso. Y solo valen en realidad el valor que les queremos dar. Cuando ya no estás pierden su razón de ser, y solo son mudos testigos de la personalidad de quién los atesoró.
Katy 2009
Los momentos difíciles son los que nos hacen pensar y nos obligan a replantearnos nuestros valores y darmos cuenta de qué es lo "importante" en nuestras vidas.
ResponderEliminarCada vez que nos aparece algo relacionado con "la muerte" en el trajín diario, nos ponemos serios y un pelín solemnes. Sin embargo creo que eso es un error: la muerte es lo mas natural que tiene la vida y cuanto menos tiempo dediquemos a pensar en ella, tanto mas ganaremos. Como decía no se que griego, cuando hay vida no existe la muerte y cuando aparece ésta, entonces no hay vida. Conclusión: vivamos la vida sin más historias.
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