Los amigos son “colores”, cada cual con su matiz,y una forma de ser siempre muy distinta.
Existe el amigo “color verde”: es aquél que en todo resalta la belleza de la vida y pone esperanza en ella. ¡Él nos levanta!
Existe el amigo “color azul”: él siempre tiene palabras de paz y de serenidad, dándonos la impresión al oírlo, de que estamos en contacto directo con el cielo o con el profundo azul del mar. ¡Él nos eleva!
Existe el amigo “color amarillo”: él nos cobija, así como el Sol; nos hace reír, sonreír y ver el amarillento brillo de las estrellas bien al alcance de nuestras manos.
Existe el amigo “color rojo”: es aquél que domina las reglas del vivir, es como nuestra sangre. Él acusa peligros, más nunca nos disminuye el coraje. Es pródigo en palabras apasionadas y repletas de caluroso amor.
Existe el amigo “color gris”: él nos enseña el silencio y el autoconocimiento. Es un inductor a pensamientos y reflexiones. Nos ayuda a profundizar en nosotros mismos.
Existe el amigo “color violeta”: él trae toda nuestra esencia majestuosa, como la de los reyes y los magos. Sus palabras tienen nobleza, autoridad y sabiduría.
Existe el amigo “color negro”: él es hábil en mostrar nuestro lado más oscuro, con palabras generalmente duras. Nos habla sin “anestesia” y con buenas intenciones; nos lleva a considerar mejor nuestras actitudes frente a la vida.
Existe el amigo “color blanco”: él nos revela verdades nacidas de la vivencia y de la incorporación de conocimientos. Él nos prueba que, no sólo él, sino también todos los otros, tienen verdades aprendidas para compartir con nosotros.
¡Si reunimos a todos en un gran encuentro, veremos un hermoso Arco Iris de Amor creado por Dios!
Existe el amigo “color verde”: es aquél que en todo resalta la belleza de la vida y pone esperanza en ella. ¡Él nos levanta!
Existe el amigo “color azul”: él siempre tiene palabras de paz y de serenidad, dándonos la impresión al oírlo, de que estamos en contacto directo con el cielo o con el profundo azul del mar. ¡Él nos eleva!
Existe el amigo “color amarillo”: él nos cobija, así como el Sol; nos hace reír, sonreír y ver el amarillento brillo de las estrellas bien al alcance de nuestras manos.
Existe el amigo “color rojo”: es aquél que domina las reglas del vivir, es como nuestra sangre. Él acusa peligros, más nunca nos disminuye el coraje. Es pródigo en palabras apasionadas y repletas de caluroso amor.
Existe el amigo “color gris”: él nos enseña el silencio y el autoconocimiento. Es un inductor a pensamientos y reflexiones. Nos ayuda a profundizar en nosotros mismos.
Existe el amigo “color violeta”: él trae toda nuestra esencia majestuosa, como la de los reyes y los magos. Sus palabras tienen nobleza, autoridad y sabiduría.
Existe el amigo “color negro”: él es hábil en mostrar nuestro lado más oscuro, con palabras generalmente duras. Nos habla sin “anestesia” y con buenas intenciones; nos lleva a considerar mejor nuestras actitudes frente a la vida.
Existe el amigo “color blanco”: él nos revela verdades nacidas de la vivencia y de la incorporación de conocimientos. Él nos prueba que, no sólo él, sino también todos los otros, tienen verdades aprendidas para compartir con nosotros.
¡Si reunimos a todos en un gran encuentro, veremos un hermoso Arco Iris de Amor creado por Dios!
Yo creo que sería interesante tener amigos de todos los colores, ya que así completamos el arcoiris, aunque a veces necesitemos más de unos de que otros.
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