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La vida es corta para levantarnos por la mañana con tristezas, nadie dice que será fácil, sólo te puedo asegurar que valdrá la pena
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miércoles, 28 de enero de 2009
El ahora
"No existen ni el pasado ni el futuro, solo el presente.
El pasado es historia y el futuro está por llegar.
Este es nuestro único momento"
Las personas siempre estamos esperando que nuestra vida cambie para mejor, tal vez sea intrínseco a la naturaleza humana porque esté escrito en nuestros genes, o porque la impaciencia domina nuestra mente. Desde que tenemos uso de razón pensamos en como mejorar nuestro futuro, no solo el día de mañana, sino también las semanas, los meses y los años venideros quedan planificados, soñados en nuestra mente. ¿Y que pasa con el día día?
Queremos vivir de prisa y acelerar la marcha de las cosas porque estamos seguros de que nos irá mucho mejor.
Seremos muy felices cuando cumplamos los 18, cuando terminemos los estudios, tal vez cuando encontremos trabajo o una pareja con quien compartir nuestra vida.
Nuestras expectativas siempre es adelantarnos a los acontecimientos diarios.
Los que decidimos tener hijos estamos convencidos que la llegada de ese niño nos traerá seguro la felicidad definitiva. Llegado ese momento creemos que darle un hermanito será lo mejor porque dos es el número ideal. Tras muchas noches en vela y renunciando a nosotros mismos estamos seguros que cuando vayan al “cole” tendremos un poco más de tiempo para nosotros, nos lo merecemos. Y así hasta el infinito convencidos de que cuando crezcan todo será más fácil, ya no hay que ir y traerlos del colegio, y deseamos que se hagan mayores de prisa.
En la adolescencia nos dan problemas que nos sobrepasan y nos hacen añorar los tiempos en que eran pequeños.
Nos decimos que superado este tiempo difícil seguro que llegara al fin esa tranquilidad soñada. Sin apenas darnos cuenta nuestros retoños se han hecho mayores y nos encontramos con que si se independizan malo y si se quedan peor. Con la llegada de los nietos va a ser la panacea de la felicidad
Pensamos en nuestra merecida jubilación como una etapa maravillosa, sin problemas… Al fin el reposo del guerrero. Y así siempre. Toda la vida pensando en un futuro que nunca será como hemos proyectado.
Y mientras planificamos y planificamos, soñamos y soñamos nos olvidamos de vivir el presente, que es dónde tenemos que ser felices y realizarnos como personas.
La vida se nos ha pasado sin sentir y tenemos que hacer verdaderos esfuerzos para recordar todas las etapas vividas, los obstáculos superados y los quebraderos de cabeza muchas veces exagerados.
Personalmente estoy segura que de haberlo tenido tan claro como lo tengo al día de hoy, habría planificado menos y vivido con más plenitud el AQUÍ y el AHORA.
Cuantas veces “Los árboles me han impedido ver el bosque” (caeré alguna que otra vez)
He aprendido que tanto programar me ha llevado infinidad de veces a perdidas de tiempo irreemplazables y comidas de coco inexistentes. Echando la vista atrás tengo la certeza absoluta de que solo existe el momento presente. Y aún afinando más el AHORA, este preciso momento, para disfrutar. "Casi casi siento lejano hasta el "Luego"
"Tan solo me gustan los recuerdos, para entender mejor el presente, porque mañana serán pasado los momentos hermosos de este instante"
Katy 2009
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